En el Valle de Guadalupe, la cultura del vino cobra vida y cada botella cuenta una historia. En este majestuoso rincón de México, Hilo Negro representa tradición, innovación y hospitalidad.
El Valle de Guadalupe ha sido testigo del legado vitivinícola de México desde hace siglos. Con sus raíces profundamente arraigadas en la tierra, Hilo Negro honra esta rica historia al tiempo que mira hacia adelante, con valentía de cara al futuro.
Las viñas de Hilo Negro, acariciadas por el sol y por la brisa del Pacífico, producen uvas de carácter único. En cada copa de nuestros vinos se experimenta la esencia única de la tierra del Valle de Guadalupe, con su riqueza y diversidad en cada trago.
Y hablando de Hilo Negro, no podemos pasar por alto dos joyas que brillan con luz propia: el restaurante ‘emat y el espacio para catas Algaravino. En ‘emat, los sabores de la región cobran vida en platos exquisitos, maridados a la perfección con nuestros vinos. Mientras tanto, en Algaravino, los conocedores y aficionados se reúnen para descubrir los secretos de nuestros vinos en un entorno íntimo y acogedor.
El Valle de Guadalupe es un crisol de tradición y modernidad, donde las técnicas centenarias se entrelazan con las innovaciones del siglo XXI. En Hilo Negro celebramos este equilibrio único, llevando adelante la artesanía vinícola con pasión y respeto por la tierra y la comunidad.
En Hilo Negro, cada botella es un tributo a la calidad y la excelencia; compartimos la pasión y la dedicación con todos aquellos que aman el vino tanto como nosotros. En cada brindis, en cada encuentro, celebramos la vida.
Te invitamos a descubrir la magia del Valle de Guadalupe y la esencia de Hilo Negro. Éste es un mundo de aromas, sabores y emociones, donde cada momento es una celebración de la vida y el vino.
¡Salud!