Ubicada en el Valle de Guadalupe, la bodega Hilo Negro se orienta a etiquetas con nombres de zurcidos y la experiencia del enólogo Daniel Lonnbergh.
Podría considerarse una bodega mexicana más, pero con una historia de una década, la bodega Hilo Negro ha logrado obtener su propia personalidad en vinos: halaga a los paladares.
“La bodega es bastante compacta y todo el proceso es por gravedad. El proyecto fue diseñado para elaborar 5 mil cajas solamente; tenemos viñedos propios en ocho hectáreas, pero también de otros productores. Ya se buscan opciones en el valle de San Vicente.”
La costura va de la mano con la bodega porque desde un inicio no sólo se buscó una identidad con el nombre y sus etiquetas, sino también con el estilo de los vinos y las variedades utilizadas.
“El nombre surgió de un proyecto de estudiantes de 9 semestre de la Ibero que finalmente se quedó para dar identidad a las etiquetas que reflejan un tipo de zurcido”, relata Daniel Lonnbergh, enólogo chileno al frente de la bodega, también llamado el costurero de estos vinos.
Por ejemplo, usan la uva Primitivo que madura de forma homogénea a diferencia de la Zinfandel (pariente cercana) y que corre el riesgo de botritizarse.
Para armonizar cada uno de los vinos se sugieren algunos de los platillos del restaurante Zagala con influencia vasca y comandado por el chef Víctor Sierra.
Invisible 2022: blanco de la variedad Sauvignon Blanc. Con acidez fresca, cítrico, aromas a manzana verde, piña verde y potencial para beber en dos años más. Maridaje con tostada con puré de camote.
Tricot 2022: rosado de la variedad Primitivo. Muy frutal con fresa y cereza roja, dulce de caramelo y acidez marcada, expresivo en boca. Maridaje con salpicón de cangrejo.
Nido de Abeja 2020: tinto de la variedad Primitivo. Tiene acidez fresca, fruta roja, notas especiadas por la barrica nueva en un 30% del vino. Taninos elegantes, flores y especias en boca. Maridaje con carpaccio de res.
Zigzag 2019: tinto de mezcla de Nebbiolo con Syrah. Vino más.estructurado y fácil de beber con notas a frutos negros, chocolate y taninos suaves. Maridaje: Fideuá.
Escala 2019: tinto de Syrah hecho de lote propio y de producción limitada. Muy estructurado con notas a flores, caucho, ahumados, tanino elegante y pimienta, entre otros que le dan complejidad. Maridaje con costilla en salsa de curry.