El vino rosado ha dejado de ser solo una bebida para el verano: es fresco, versátil, y cada vez más apreciado por quienes buscan una experiencia distinta entre el tinto y el blanco. Pero ¿alguna vez te has preguntado cómo se hace este vino de tono encantador y personalidad única? Aquí te explicamos el proceso de elaboración del vino rosado, desde la uva hasta la copa.
1. La elección de la uva
Aunque el vino rosado se caracteriza por su color claro y brillante, se elabora, en su mayoría, con uvas tintas. Algunas variedades incluyen Primitivo, Garnacha, Syrah, Tempranillo, Pinot Noir y Zinfandel, aunque todo depende del estilo que el productor quiera lograr.
2. El color se decide en la piel
El secreto del rosado está en el tiempo de contacto con las pieles de la uva. A diferencia del vino tinto, que macera durante días o semanas, el rosado solo se deja en contacto con las pieles por unas pocas horas. Este breve tiempo es suficiente para darle al vino su color rosado característico y ciertos toques frutales y florales.
3. Métodos de elaboración
Hay tres métodos principales para hacer vino rosado:
a) Maceración corta: Es el método más común. Se trituran las uvas tintas y se dejan macerar con sus pieles por un periodo breve (entre 2 y 24 horas). Luego se prensa y el jugo se fermenta como si fuera vino blanco. El resultado: un rosado fresco y afrutado.
b) Saignée (sangrado): En este método, se “sangra” una parte del mosto de un tanque de vino tinto al inicio de la maceración. Así se concentra el vino tinto y se obtiene, al mismo tiempo, un vino rosado más estructurado. Es común en regiones como Burdeos o Navarra.
c) Mezcla: Consiste en mezclar vino blanco con una pequeña cantidad de vino tinto. Aunque es una práctica aceptada para espumosos (como en algunos Champagnes rosados), no es habitual en vinos tranquilos y está incluso prohibida en muchas denominaciones de origen.
4. Fermentación y embotellado
Después de separar el jugo de las pieles, el mosto fermenta a baja temperatura, igual que en los vinos blancos. Esto ayuda a preservar la frescura y los aromas frutales. Una vez fermentado, el vino se clarifica, se estabiliza y se embotella. La mayoría de los rosados están listos para disfrutarse jóvenes, dentro del primer año.
5. El estilo depende del productor
Cada región, variedad de uva y decisión del enólogo influye en el resultado final. Desde los rosados pálidos y secos de la Provenza francesa hasta los más intensos y afrutados de California o el rosado mexicano con carácter del Valle de Guadalupe. El vino rosado es un arte de equilibrio: entre el color y la frescura, entre lo tinto y lo blanco. Ya sea para acompañar mariscos, pastas o simplemente para disfrutar al atardecer, el rosado tiene mucho que ofrecer.
¿Ya probaste nuestro Tricot?